Envases más chicos y al mismo precio

Fuente: www.eldia.com.ar Cada vez son más las marcas que recurren a la práctica conocida como “downsizing” “Lo bueno viene en envase chico”, dice el viejo dicho popular, y parece ser […]

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Cada vez son más las marcas que recurren a la práctica conocida como “downsizing”

“Lo bueno viene en envase chico”, dice el viejo dicho popular, y parece ser que las primeras marcas de productos alimenticios y otros rubros de almacén -como así también las que se ubican en un segundo y tercer escalón- se lo tomaron a pecho. Es que cada vez más productos son comercializados en envases reducidos, pero no sucede lo mismo con el precio que, por el contrario, se mantiene firme.

La práctica conocida como downsizing preocupa mucho a las asociaciones y entidades de defensa al consumidor que, sin embargo, aseguraron a este diario que poco pueden hacer legalmente contra las empresas y por eso aconsejan a los consumidores “evitar ser engañados”, estar “alertas, informados, leer los contenidos y comprar a conciencia”.

Lo que muchos economistas y empresas justificaron en su momentos al señalar que la práctica nació, justamente, para beneficiar a los bolsillos más flacos (achicando envases y envoltorios con el fin de reducir también los precios), en la práctica no sucede.

A la hora de llevar la mercadería a casa ocurre que las galletitas son más pequeñas, al igual que los yogures, alfajores y chocolates que vienen más livianos; o bien el arroz, el jabón en polvo y otros productos de limpieza, la leche y muchas bebidas con menos contenido; los ejemplos sobran (ver gráfico) y cuando se pasa por caja, el gasto es igual o superior al anterior.

En conclusión: se lleva menos y se gasta lo mismo, o más.

Estrategia y confusion

Para Héctor Polino, fundador y representante legal de Consumidores Libres, “las empresas diseñan envases de distintas medidas para incrementar sus ganancias. Hay por ejemplo yogures de 120 gramos, de 125, de 180, o pan en rodajas en paquetes de 350g, 390, 420, 500, y esto genera confusión entre los consumidores porque los envoltorios o paquetes son similares, con algunas mínimas diferencias. Por eso, la gente agarra lo primero que ve, lo mete en el changuito y después termina pagando los mismo y lleva menos cantidad que, para un solo clientes puede parecer insignificante, pero para las empresas representa millones”.

“Por eso -agrego Polino- nosotros recomendamos no solo comparar precios sino también observar bien la cantidad y calidad del producto que se va a comprar”.

Pedro Bussetti, de Defensa al Usuario y los Consumidores (DEUCO), expresó que ante el downsizing “poco se puede hacer porque no existe una normativa que regule cada uno de los envases de los miles de productos existentes en un supermercado”, y si bien no se refirió a este fenómeno como una práctica desleal, sostuvo que “esto es una estrategia de marketing de las marcas comerciales para lograr, lógicamente, una mayor rentabilidad. Se vienen produciendo desde hace décadas, pero lamentablemente se acentuó en los últimos tiempo generando un gran perjuicio a los consumidores”.

Susana Andrada, presidenta del Centro de Educación al Consumidor (CEC) dijo hace poco en declaraciones periodísticas que el downsizing “es una práctica considerada desleal porque es un aumento encubierto y un engaño al consumidor. Los precios suelen aumentar a pesar de que achican los envases. Además, le ocultan información a la gente”, y destacó que “en Europa, cuando lo hacen, están obligados a informar de la reducción”.

forma y tamaño

Polino insistió en que cuando los clientes se encuentran frente a la góndolas deben tener los ojos bien abierto y estar atentos: “es impresionante la cantidad de envases en formas y tamaños de un mismo productos, el otro día observaba las salchichas de una primera marca, vienen de 6, de 8, de 12, de 15, de 20 y de 30. Entonces si no lees es posible caer en la equivocación de agarrar un paquete de 20 y pagar casi lo mismo, o lo mismo exactamente que llevando uno de 30”, expresó.

Agregó: “los empresarios se defienden diciendo que ellos no están obligados a vender en determinadas cantidades sus mercaderías, y eso es verdad. Pero existe aumento encubierto porque si medio kilo de determinado producto cuesta por ejemplo 40 pesos, entonces 350 gramos no puede valer 37 pesos. De esta forma no se beneficia a ningún bolsillo”.

El dirigente de los consumidores puso otro ejemplo, “antes el pan dulce venía en envoltorio de medio o un kilo, no había otras opciones. Ahora con solo mirar un poquito, aparecen paquetes de 900 gramos, 850, 450 y 430 gramos, y la verdad eso resulta llamativo”.

Bussetti indicó que “esto encarece el precio de las cosas, sin dudas, y creo que el Estado debería intervenir fuertemente sobre este asunto puntual, realizar relevamientos para evitar el engaño a los consumidores; y también controlar a las industria que, disimuladamente, incrementan sus ganancias cobrando lo mismo y ofreciendo menos”.

“¿Como puede ser que un kilo de determinado producto cueste 50 pesos y en un envase de menos de medio kilo salga 29 o 30?”, se preguntó Bussetti, y concluyó: “si a esto se le suma la remarcación de precios que realizan las grandes cadenas de hipermercados cuando presentan los productos en las góndolas, el consumidor se ve aún más perjudicado”.

VencimientosDesde Consumidores Libres se recomendó tener cuidado con las fechas de vencimientos de determinados productos. Es que han detectado que “se colocan sobre la inscripción original otras fechas, que pegan con stickers especiales”. Ocurre, por ejemplo, con cajas de bombones importados