El Dr. Héctor Polino de Consumidores Libres, en exclusivo habló sobre inflación de la canasta básica

Nota: Revista Jurídica  16/9/20 El Instituto Nacional de Estadística y Censos informó esta semana que la inflación mensual correspondiente al mes de agosto pasado alcanzó el 2,7%. En plena pandemia, […]

Nota: Revista Jurídica  16/9/20

El Instituto Nacional de Estadística y Censos informó esta semana que la inflación mensual correspondiente al mes de agosto pasado alcanzó el 2,7%. En plena pandemia, el consumo de alimentos no ha caído en cantidad. Pero los precios de ese rubro siguieron un ascenso lento pero constante. Para el representante legal de la entidad de defensa de los derechos del consumidor, “lamentablemente Argentina tiene un alto proceso inflacionario no desde ahora, sino desde hace años, ubicándose en el tercer lugar en el mundo” entre las naciones con mayor incremento en el costo de vida.

Con los distintos programas de control de precios, en nuestro país el valor de los alimentos se encontraba congelado. Desde marzo que no estaban autorizados. Pero a partir de julio, y en gran parte por presión empresaria, el Gobierno debió convalidar subas de entre 2,5 a 4,5% en las góndolas de todo el país.

“Si al INDEC le dió en el mes de agosto un aumento del 3,5% en alimentos, es un aumento importante. A Consumidores Libres el relevamiento de 21 productos de la canasta básica en CABA nos dio un aumente del 3,23”, explicó el Dr. Héctor Polino en diálogo con Revista Jurídica.

Esta realidad, este flagelo de la sociedad de consumo, se ha convertido en una espiral vertiginosa y ha sido naturalizada en nuestro país hace más de una década por lo menos. No obstante que se encuentran congeladas las tarifas de gas natural, electricidad y agua potable (servicios básicos que son utilizados tanto por particulares como por empresas e industrias), cada mes los pagan un poco más. Este escenario es altamente negativo, teniendo en cuenta que los sueldos de los trabajadores registrados han quedado retrasados a 2019 por la falta de instancias de negociación paritaria en el contexto de la pandemia.

“La inmensa mayoría de los países del mundo, y algunos hasta en un lapso de cinco años, no tienen este porcentaje de aumentos que en Argentina tenemos en 15 días. Algo se está haciendo mal o funciona mal en nuestro país”, remarca Polino. En ese sentido, desde Consumidores Libres hacen un arduo trabajo de relevamiento de 21 artículos de la canasta básica de alimentos. En lo que va de septiembre han registrado aumentos del 2,65%. Realidad diferente la de Argentina si las hay, más si se tiene en cuenta que su economía está en franco retroceso desde 2018.

Uno de los ítems que han generado incremento en los precios es el de los combustibles, cuyas tarifas se encontraban congeladas desde marzo. Ante la caída en su consumo por efecto de la cuarentena, las petroleras recibieron el visto bueno del Estado para subir los precios de naftas, gasoil y GNC en un 4,5% a  partir del 17 de agosto pasado. Esto desató un efecto cascada por el impacto en los costos de la logística de muchos bienes de consumo.

“En un territorio de tres millones de kilómetros cuadrados, en donde el 90% del transporte de carga se realiza a través del camión, se calcula que la logística incide en la estructura de costos de una canasta de alimentos promedio en un 27%. Todo aumento en el precio de los combustibles sin duda luego se traslada a los precios finales”, detalló el titular de Consumidores Libres. Este proceso es una constante en nuestra economía.

Otro apartado es el dólar. La divisa extranjera también marca el pulso del aumento de precios, en especial para aquellos productos importados o cuyos componentes sean de fabricación internacional. A última hora del martes, Alberto Fernández convalidó el incremento del valor del impuesto para aquellos que compren dólares, entre otras medidas, para frenar la sangría de billetes verdes de las reservas del Banco Central, algo que preocupaba mucho al Gobierno.

Para Polino la suba en el tipo de cambio incide por distorsiones que existen en la economía argentina. “En realidad tendría que incidir en aquellos productos que son importados o en aquellos de fabricación nacional que tiene algún componente importado”. Además enfatizó que “lamentablemente en Argentina toda variación en el tipo de cambio se traslada al precio de productos, incluso aquellos de materia prima, impuestos y mano de obra nacionales.

 

Escuchá la entrevista completa con el Dr. Héctor Polino: