La crisis económica: Por la inflación, se profundiza la distorsión de los precios relativos

Nota: Clarín 18/2/20   Por: Natalia Muscatelli En un proceso inflacionario como el de la Argentina, nadie sabe cuál es el precio justo de un producto. El comerciante no sabe a […]

Nota: Clarín
18/2/20

 

Por: Natalia Muscatelli

En un proceso inflacionario como el de la Argentina, nadie sabe cuál es el precio justo de un producto. El comerciante no sabe a qué precio va a reponerlo en su góndola y el industrial no sabe cuánto va a pagar la materia prima para fabricarlo. Entonces, cada eslabón remarca “por las dudas” y así se genera la “inflación por expectativas”. Conclusión: la remarcación permanente de los precios deriva en importantes distorsiones de los precios relativos en la economía.

Un ejemplo conocido es el del precio del helado frente al de la carne. Hoy, un kilo de helado cuesta entre $600 y $700, según la marca. Es decir el doble o más del doble que un kilo de asado. La relación parece inverosímil si se tiene en cuenta que “producir” una vaca lleva casi dos años y producir el helado, considerablemente menos. Ocurre lo mismo con muchos bienes.

“Lo que sucede es que en un proceso inflacionario ya no es solo la inercia del pasado sino las expectativas del futuro acerca de cómo cree cada agente que pueden evolucionar los precios y en base a eso toman decisiones de fijar precios pero también de consumo que podrían ser erradas”, señala el economista Guido Lorenzo, de la consultora LCG.

Y agrega que “los costos de informarse acerca de todo el vector de precios de la economía se agrandan cuando los precios relativos se mueven mucho y se producen transacciones sin tener toda la información disponible”.

“La dispersión del precio de un mismo bien también es un fenómeno que se registra y trae aparejado gastos de ‘suela de zapatos’. Toda la economía funciona a un nivel de eficiencia inferior“, describe el analista.

Desde la consultora de Ferreres & Asociados, Nicolás Alonzo aclara que si bien la distorsión de precios se da en contextos inflacionarios, “no implica por si misma una distorsión de precios relativos, justamente porque aumentan todos los bienes en igual magnitud”. Para tener una distorsión, el Gobierno tiene que estar pisando un precio o el tipo de cambio, o un sector tiene que verse afectada su dinámica, o ser afectado por regulaciones o impuestos “, explica.

Para el economista Pablo Goldin, de Macroview, la distorsión de precios tiene que ver con la cantidad de años seguidos de inflación, sumado a la simple oferta y demanda (hay precios que suben más que otros) “mas la política económica que lo potencia”, por ejemplo con congelamiento de precios o de tarifas, dice.

Desde otra optica, Héctor Polino, titular de la asociación Consumidores Libres considera que determinadas políticas como la de Precios Cuidados, pueden llegar a “ayudar a contener los excesivos aumentos de precios y corregir las distorsiones, ya que son precios de referencia”, dice.

Por el contrario, según el economista de Ecolatina, Lorenzo Sigaut Gravina, es imposible controlar los precios en un acotado grupo de productos. “Habria que hacerlo con todos los productos y en simultáneo con acuerdos salariales”, opina.

Consultada la secretaria de Comercio Interior acerca de su accionar para corregir las distorsiones de precios, comentaron que, “el Programa Precios Cuidados reduce la distorsión de precios y al mismo tiempo ordena la góndola porque el producto que está en PC se transforma en una referencia para el resto de los productos que no están en el programa”.

Además, en la cartera que conduce Paula Español, señalaron que, “la Subsecretaría de Políticas para el Mercado Interno se propone analizar las cadenas de valor, es decir, analizar las estructuras de costos de los eslabones de la cadena, trabajar las diferentes relaciones entre los actores, evitar los abusos de posición dominante, la logística y los canales de comercialización.”

Otra mención que se suele hacer al hablar de distorsión de precios relativos, es analizar el tipo de cambio real, agrega Alonzo. “Con algunas simplificaciones mediante, el tipo de cambio real es un precio relativo entre los bienes transables y los bienes no transables. Cuando hay períodos en donde los gobiernos tratan de frenar el tipo de cambio nominal, como ocurrió durante la última etapa del kirchnerismo, se producen apreciaciones reales (el país se encarece para los turistas extranjeros, y a nosotros nos resulta barato ir afuera) , y obviamente, con las devaluaciones hay depreciaciones reales”, afirmó.