Pedido al Banco Mundial

Proyecto de declaración

 La Cámara de Diputados de la Nación

 DECLARA:

 Que vería con agrado que el Poder Ejecutivo nacional se dirija a las autoridades del Banco Mundial para hacer conocer lo siguiente:

1. Que el Banco Mundial establezca un fondo para proveer de compensaciones a las personas que fueron desalojadas forzadamente de sus casas y tierras por proyectos de grandes represas hidroeléctricas financiados por el mismo banco. Este fondo deberá ser administrado por entidades con trayectorias transparentes y fiables, completamente independientes del banco.

 

2. Que el Banco Mundial en sus políticas orientadas a garantizar proyectos de grandes represas incluya normas legales que aseguren la restauración de los niveles de vida de las personas desplazadas.

 

3. Que el Banco Mundial constituya una comisión integrada por personas independientes que revise globalmente los proyectos de grandes represas, estableciendo sus costos sociales y de mantenimiento y mejoramiento del medio ambiente y los beneficios obtenidos de cada uno de ellos. Esta revisión debe incluir los márgenes de error en la estimación de costos y beneficios, identificando las violaciones específicas que el banco pudiera cometer y las personas responsables dentro de su personal y que confronte las oportunidades de costos en proyectos alternativos.

 

4. Que el Banco Mundial cancele las deudas adquiridas por la realización de proyectos de grandes represas en los cuales los costos sociales y medioambientales sean más grandes que los beneficios.

 

5. Que el Banco Mundial desarrolle nuevos proyectos y técnicas para estimar y asegurar los costos y beneficios, los riesgos y los impactos ambientales de las grandes represas y que se base rigurosamente en la experiencia actual.

 

 

Héctor T. Polino

Jorge Rivas. – Mirian B. Curletti de Wajsfeld. – Ricardo N. Vago.

 

FUNDAMENTOS

 

Señor presidente:

 

El Banco Mundial es la principal fuente de financiamiento para la construcción de grandes represas, habiendo proveído más de 500 millones de dólares en 1992 para la construcción de 500 represas en 92 países. A pesar de esta enorme inversión, no existen análisis independientes o evidencias que demuestren que los costos sociales y medioambientales fueran justificados.

 

Desde 1948, el Banco Mundial ha financiado grandes represas en las cuales han sido desplazadas de sus tierras unas 10 millones de personas. El propio banco admite, en su reporte de 1994:. “Reubicación y desarrollo”, que la gran mayoría de mujeres, hombres y niños desplazados por los proyectos financiados por el banco no han recuperado sus salarios anteriores ni tampoco recibido ningún beneficio directo de las represas por las cuales fueron forzados a sacrificar sus casas y sus tierras. El banco ha fallado constantemente en implementar y aplicar su propia política en programas de reubicación forzada establecido en 1980. Sin embargo, a pesar de la revisión de las políticas del banco, éste no tiene planes fundamentales para cambiar su aproximación respecto a las reubicaciones forzadas.

 

El Banco Mundial está planificando financiar en los próximos años 18 grandes represas que desplazarían a 450 mil personas sin ninguna posibilidad de que su propia política de reubicación sea aplicada. Mientras tanto, el banco no tiene planes para compensar apropiadamente y rehabilitar los millones de personas desplazadas, por la realización de grandes represas construidas.

 

Las grandes represas financiadas por el banco han producido un impacto negativo en el medio ambiente, destruyendo bosques, humedales, fuentes de pesca, lugares habilitados por especies en vías de extinción y ha recibido un incremento en las enfermedades generadas por las aguas.

 

Los costos medioambientales y sociales provocados por los proyectos del Banco Mundial en relación a grandes represas, dan como resultado que los que han sido forzados a salir de sus casas y que perdieron sus bosques y zonas de pesca y que sufrieron enfermedades fueron principalmente mujeres, comunidades indígenas, grupos tribales y los más pobres y marginados de la sociedad. Este resultado está en contradicción con una premisa del banco: “el objetivo global es aliviar la pobreza”.

 

El Banco Mundial ha priorizado financiar grandes represas que proveen electricidad para las industrias transnacionales y las elites urbanas y la irrigación de aguas para la agricultura de exportación, olvidando las necesidades más importantes de los sectores rurales y otros grupos sociales en desventaja. El banco ha entregado 8,3 billones de dólares para las grandes represas a través de la Asociación Internacional de Desarrollo que, se supone, es la ventana de oportunidad del crédito “blando” para ayudar a la población más pobre en los países en vías de desarrollo.

 

Muchos proyectos del banco de construcción de grandes represas no pueden ser implementados sin la violación de los “derechos humanos” porque las comunidades afectadas, inevitablemente resisten la imposición de las obras, en contra de sus propios intereses.

 

El Banco Mundial planea, diseña, financia y monitorea la construcción de grandes represas de una manera secreta, imponiendo proyectos sin consulta o participación de las comunidades afectadas, casi siempre negando el acceso a la información, inclusive a los gobiernos locales de las áreas afectadas.

 

El Banco Mundial ha ignorado constantemente el costo efectivo y las alternativas sociales y medioambientales de las grandes represas incluyendo el viento, energía solar y de biomasa, y administración energética, rehabilitación de la irrigación, eficiencia y mejoramiento de las aguas de lluvias y cosechas. El banco incluso ha convencido a gobiernos a aceptar financiamiento para las grandes represas donde es más efectivo y menos destructivo la implementación de planes alternativos, como es el caso de Arum III de Nepal.

 

Los análisis económicos en los cuales se basan sus decisiones para financiar las grandes represas han fallado en rescatar las experiencias y subestimando las potenciales demoras y costos adicionales. Las estimaciones de los proyectos muchas veces están basadas en criterios optimistas irreales, y no toman en cuenta los costos directos e indirectos en relación con el medio ambiente y con la sociedad. El equipo del banco de 1992, admite que sus estimaciones de los proyectos son tratados como “estrategias de marketing”, las cuales fallan al establecer iniciativas que están relacionadas con el interés público.

 

Los principales beneficiarios de los contratos del Banco Mundial en relación a las grandes represas han sido los consultores manufacturadores y contratistas que residen en los países donantes, mientras los ciudadanos de los países que reciben el dinero son acosados por la deuda, creando una situación destructiva desde el punto de vista económico, del medio ambiente y de los impactos sociales.

 

Las obras hidroeléctricas financiadas por el banco han inundado monumentos culturales, lugares religiosos y sagrados, parques nacionales y otros santuarios de vida silvestre.

 

En su programa para grandes represas, el banco casi siempre ha prestado dinero adicional a lo que llama “Comportamiento en busca de rentas”. Ejemplos de esto son la represa Yacyretá en la Argentina y la represa Chixoy en Guatemala.

 

El Banco Mundial generalmente no evalúa apropiadamente su récord de financiamiento de grandes represas y no tiene un mecanismo para medir los costos a largo plazo y los beneficios de las grandes represas que financia.

 

Los fundamentos de este proyecto son fragmentos de la Declaración de Manibeli firmada por más de 30.000 organizaciones no gubernamentales de todo el mundo, como iniciativa de “International Network”.

 

Por lo expuesto, y contemplando los graves sucesos ambientales que acontecen en Yacyretá, solicito la aprobación del presente proyecto de declaración.

 

 

Héctor T. Polino

Jorge Rivas. – Mirian B. Curletti de Wajsfeld.