Tomar mate, una costumbre argentina que ya es casi un lujo: ¿por qué está tan cara la yerba?

Nota: iProfesional  24/8/21 Tomar mate, una costumbre argentina que ya es casi un lujo: ¿por qué está tan cara la yerba? La yerba acumula una suba del 44% en 2021 y […]

Nota: iProfesional  24/8/21

Tomar mate, una costumbre argentina que ya es casi un lujo: ¿por qué está tan cara la yerba?

La yerba acumula una suba del 44% en 2021 y el precio promedio por kilo ya ronda los $500. No hay problemas de oferta y hasta se exporta

Hace unos años, en tiempos electorales, las encuestas y sondeos de opinión mostraban a la inseguridad al tope de los reclamos. Ahora, los entrevistados no dudan en citar a la inflación en primer lugar, y no es para menos con las subas mensuales de la mayoría de los productos de la canasta básica.

Alimentos de primera necesidad como lácteos, verduras y carne no paran de aumentar, incluso a un nivel mayor al de los demás productos y servicios, y esto es algo que se va normalizando con los años. En julio de 2018 la yerba mate de 500 gr costaba $43,49 en promedio, de acuerdo al Índice de Precios al Consumidor del Indec. Tres años después, en igual mes de 2021, el mismo paquete más que cuadruplicó su valor.

El mate es una tradición, que para muchos funciona como un alimento más, y está probada la calidad nutricional y beneficios para la salud de la yerba. Se ha declarado la bebida nacional argentina, es la infusión más consumida y la yerba ya tiene su día nacional. El consumo anual por habitante ronda los 6,5 kilos (100 litros bebibles), el 60% se vende en paquetes de medio kilo y el 35% en envases de un kilo. Sin embargo, en su presentación básica, se está transformando en un producto inalcanzable para todos.

Aumentó más del 6.000% desde el 2008

Según el IPC, el paquete de 500 gr de yerba mate costaba en promedio $146,79 en enero y en julio ese valor trepó a $203,38, lo que marca una suba del 38,5% en lo en el período. Eso es casi diez puntos más que la variación acumulada del IPC general en ese lapso: 29,1%.

El relevamiento de precios que realiza Consumidores Libres en la Ciudad y el Gran Buenos Aires señala que la yerba mate subió el 1,94% en la primera quincena de agosto con relación al mes pasado, con un precio promedio de $525 para el paquete de 1 kilo. Pero en lo que va del año el incrementó llegó al 43,8%.

Hace poco, la consultora Focus Market presentó un análisis sobre el paquete de medio kilo de una marca y mostró como había aumentado su precio casi el 6.380% en 13 años. Puede parecer un despropósito seguir esta evolución, pero lo realmente disparatado es que es real y todos la hemos padecido.

Es cierto que en Precios Cuidados y Súper Cerca hay opciones, pero además de controlar los precios de los fabricantes, como se hizo con Precios Máximos, debería revisarse el componente impositivo sobre los productos y ver quién se queda con una gran parte del valor marcado en la góndola.

El incremento en los precios de la yerba es notable

El incremento en los precios de la yerba es notable

Yerba no falta, sobran impuestos

En el primer semestre del año ya se cosecharon más kilos de hojas que en igual período del 2020, con más de 500.000 toneladas producidas, según el Instituto Nacional de la Yerba Mate. Así, el volumen de yerba mate para el mercado interno alcanzó las 138.700 toneladas y la destinada a la exportación rondó las 18.000 toneladas, en la primera mitad del año. Esto demuestra que no hay problemas de abastecimiento: la oferta es abundante, tanto para el consumo local como para las ventas al exterior.

Desde las asociaciones de productores se quejan de la gran diferencia entre lo que cobra el productor y el precio de las góndolas. Y un informe elaborado en 2021 por el sector de Economías Regionales de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa lo demuestra: sólo el 22,4% del precio final del kilo de yerba en el canal minorista le queda al productor de la materia prima. Hace cinco años, obtenía el 34%, según Cámara de Molineros de la Zona Productora (Misiones).

Ese reparto tiene otro integrante, que no participa de la producción ni la comercialización aunque igual cobra una gran tajada y es el Estado: la presión impositiva sobre el producto alcanza el 39,3% del valor en las góndolas, según el estudio de CAME. En este caso, los molineros misioneros recuerdan que los impuestos eran de sólo el 22% en 2016.

Más de la mitad de la carga fiscal es IVA

Esa excesiva carga tributaria que queda al descubierto en informe de la CAME, se divide el 78,08% en impuestos nacionales y el 21,92% en tributos provinciales. Pero además, al analizar los impuestos específicos de la cadena de valor, el 53,58% corresponde al IVA, el 24,50% a Ganancias y el 21,92% a Ingresos Brutos.

Como puede verse en el gráfico, los restantes participantes de la cadena hasta el punto de venta representan distintos porcentajes hasta llegar al precio final. Sapecado, secado y canchado el 7,6%; molienda y envasado, el 11,1%; mayorista, el 10,7% y minorista, el 8,9%.

Entonces, más allá de los impuestos, el 17,8% del precio final corresponde a ganancias netas y el 42,8% a costos. “Queda claro que los productores de alimentos no somos formadores de precios. La atención no debiera centrarse en nosotros, sino en repensar el esquema impositivo, lo que beneficiará tanto al consumidor como al empresario agroalimentario”, concluye Eduardo Rodríguez, titular del sector de Economías Regionales de CAME.

Muchos productores, poco comercializadores

Como ocurre en otras industrias de alimentos, hay un pasaje de atomización a concentración: miles de productores primarios y una decena de comercializadores del producto (Establecimiento Las Marías, Cooperativa Liebig, Molinos Río de la Plata, entre los mayores), lo que explica en parte por qué el primer eslabón de la cadena es el que menos gana.

A grandes rasgos, en el sistema agroindustrial hay más de 200.000 hectáreas plantadas con yerba mate (el 90% en Misiones), casi 10.000 productores, 20.000 cosechadores temporarios, 200 secaderos y 100 establecimientos molineros y fraccionadores, según el INYM.

Precisamente este es el órgano oficial que fija el precio de la hoja verde entregada por los productores a los molinos, y también el de la yerba canchada. Cuando no hay acuerdo en la sesión del directorio del INYM, esos valores los fija la Secretaría de Agricultura de la Nación.

Un verde que no cotiza en las pizarras

Con vigencia hasta septiembre de 2021, se terminó laudando un precio mínimo de $29.700 para la tonelada de hoja verde puesta en secadero y de $112.860 para la de yerba canchada, que representan un 22% más que en el anterior acuerdo.

Volviendo al primer punto, el productor recibe al menos $29,70 por el kilo de hoja verde puesto en secadero, y luego desde el molino hasta el supermercado se llega a un precio final que hoy ronda los $500. Un mate amargo, aunque le pongan endulzante.